El periodista y fotógrafo Brad Will viajó 2500 millas desde New York hasta el sur de México: Oaxaca. En esos tiempos literalmente en estado de sitio. Los escuadrones de la muerte se movilizaban en las calles empedradas de esa ciudad colonial y capital de ese estado disparando indiscriminadamente. Brad Will filmó y reporteo estos acontecimientos, dando cuenta de los enfrentamientos entre los pistoleros de Ulises Ruiz que disparaban contra las barricadas, construidas por la APPO y defendidas con resorteras y canicas, mentadas de madre, basukas caseras y una lluvia de piedras. La xenofobia oficialista era y es demasiado evidente. Los reporteros extranjeros fueron tratados como terroristas por los pistoleros del Gober-Maldito. “si ves a un gringo con cámara mátalo”, mencionaba la radio oficial.
La tarde del 27 de Octubre Brad Will filmaba una confrontación en una de las barricadas a las afueras de la ciudad: Santa Lucía del Camino. Will se encontraba en un angosto callejón con las balas alrededor de él. Esperaba esa gran toma. Y lo logró. Al final de ella se puede observar con nitidez a dos hombres disparando sus armas. Se puede escuchar el disparo fatal y Brad Will caer filmando a sus victimarios y la cámara sin control. Tenía 36 años. Algunos fotógrafos del periódico El Universal también encuadraron a estos pistoleros fácilmente identificables. “Con todas las evidencias Brad Will filmó su propio asesinato. “Este es el México, donde la justicia no siempre funciona y donde sus asesinos continúan recorriendo las calles de Oaxaca, libres y evidentemente intocables”. “Curiosamente el asesinato de este reportero Norteamericano mereció una respuesta mínima del embajador en México Tony Garza, o será que Washington tiene otra agenda que se contrapone con la justicia de Brad Will y la privatización del petróleo mexicano”.
Brad Will fue una de esas leyendas de fuego en Manhattans Lower East Side. Miembro de Indymedia una publicación en Internet, la cual nació durante las batallas en Seatle, Washington durante las protestas en contra de la Organización Mundial de Comercio que tanto impactó a este país en 1999. Will fue un reportero independiente, uno de esos como Josh Wolf en San Francisco que utilizando el Internet y su propio equipo de filmaciones, rastreaba y reporteaba los movimientos que luchan por una mayor democracia y equidad social. Carecía de credencial de algún periódico de prestigio, pero utilizando la de Indymedia, él y Wolf, quien pasó siete meses en prisión por negarse a entregar a la policía copia de su trabajo fílmico en las calles, representan parte del futuro del periodismo. John Ross urga en el tiempo para mostrarnos quién fue este periodista independiente. Ross escribe: “el viaje de Will a la tierra donde habría de morir empezó exactamente después del fatídico Septiembre 11 del 2001 en New York. El impacto de ver las torres gemelas desvastadas y aún humeantes llevó a Brad Will y a un conocido suyo Dyan Neary, en ese tiempo un neófito periodista, a un viaje por Latinoamérica, donde existían un sin número de conflictos sociales sin resolver”. Durante 2002 y 2003 Will y Neary estuvieron en fortaleza Brasil, donde confrontaron al director del Banco Interamericano de Desarrollo durante las protestas sociales de esos días. Volarían posteriormente a Bolivia en donde entrevistaron a Evo Morales antes de convertirse en el presidente del país. A donde quiera que fueran ofrecían su radio independiente y su solidaridad. En febrero del 2005 Will estuvo nuevamente en Brasil en el centro de nuevas protestas sociales. Filmó la resistencia de miles de personas en la ciudad de Goiania lugar donde la policía reprimió asesinando a dos y arrestando a cientos. En los videos de Brad Will se puede escuchar el zumbido de las balas en torno a él. En esta ocasión fue salvajemente golpeado y esposado. Solo su pasaporte Norteamericano logró salvarlo. Viajó a través de Perú y Bolivia donde escaseo el dinero. Voló de regreso a New York ya pensando como financiar su siguiente viaje, de nuevo al sur. A principios de 2006 acompañó al Sub Comandante Marcos en el marco de la otra campaña por algunos estados de la República mexicana. En la primavera del 2006 de regreso en New York, seguía la evolución y ruta de la otra campaña y la incipiente rebelión en Oaxaca, oteando pensativo, desde su oficina, el rio de Brooklyn. Sus planes un nuevo viaje al sur, en esta ocasión a su encuentro con el destino. Compró un pasaje con un intervalo para regresar de 30 días. Voló de Brooklyn al aeropuerto JFK y de ahí rumbo a Oaxaca, un 29 de septiembre. Su regreso estaba planeado para el 28 de octubre pero nunca abordó de regreso el avión, al menos no este.
Al llegar a su destino Brad Will se encuentra con la comuna de Oaxaca y un conflicto resultado de una problemática económico y social cuyas raíces, y los mayores indicadores nacionales, son la pobreza, desempleo, desnutrición, analfabetismo y una sistemática violación a los derechos humanos, producto de la desigualdad social. Oaxaca, con sus 17 distintas etnias, cada una con una rica tradición en resistir al hombre blanco y mestizo de las clases sociales mas solventadas, bastión del partido revolucionario institucional y en ese tiempo un picaresco Presidente de la Republica: Vicente Fox.
En Oaxaca el PRI nunca ha perdido y el gobierno de Ulises Ruiz, un protegido y operador del excandidato a la presidencia de la republica: Roberto Madrazo ganaron la gobernatura mediante un fraude a la vieja usanza del PRI a una gran coalición encabezada por Gabino Cue. En los primeros 10 meses de su mandato Ulises Ruiz solamente fue capaz de demostrar su incapacidad, desencadenando por su cerrazón e insensibilidad el movimiento social más importante del estado y con ello una salvaje represión con los supuestos cuerpos de seguridad, ahora convertidos en pistoleros y organizados en escuadrones de la muerte. Generándose un verdadero estado de sitio, donde la represón y desaparición de miembros o no de la APPO fue una constante en la paralizada ciudad. “Brad Will carecía de credenciales para realizar su trabajo periodístico lo que lo hacía susceptible de ser deportado. Lo único que tenía era su credencial de reportero independiente de Indymedia, la que colgaba de su cuello. Día a día filmaba la lucha Oaxaqueña, la que ahora poseía el aura romántica de la histórica comuna de parís. México se cimbraba por el gran fraude electoral del PAN. Andrés Manuel López Obrador reaccionó con cientos de miles de personas en las calles de toda la República, especialmente en el DF lo que colocaba el conflicto Oaxaqueño como un asunto de segunda importancia”. John Ross describe así el fatídico 27 de octubre: “Will fue a hacer entrevistas a la barricada cal y canto, estuvo la de Santa Maria Ocoyotepec y en la experimental, las cuales se encontraban bajo asedio de policías estatales y preventivos vestidos de civil, los que baleaban a los miembros de la APPO los que valientemente se defendían con bombas molotov, resorteras con canicas, pedradas y basucas caseras. Brad Will escucha la balacera y se dirigen a la barricada Santa Lucía del Camino junto con otros reporteros, arribaron a las 3 PM. Will trepa a un trailer estacionado para filmar a los que disparaban. Los pistoleros fueron repelidos hasta la angosta calle Benito Juárez donde se introdujeron a un edificio antiguo, los reporteros siguieron a los miembros de la APPO, escudados de los disparos con un vehículo. Muchos de los rebeldes con las caras enmascaradas trataban de hacer salir a los pistoleros. En medio de este frenesí por captar el mejor ángulo posible, aparecen cinco hombres por la bocacalle aproximándose a 30 metros de los rebeldes empezando a disparar. Los pistoleros fueron identificados plenamente por los medios mexicanos. Pedro Carmona, miembro del PRI y policía, Abel Santiago Zarate “el chino” guardaespaldas del presidente municipal, así como Juan Carlos Soriano y Juan Sumano policías de Santa Lucía”. En el último film de Brad Will se puede apreciar cuando estos disparaban segundos antes de ser baleado en el pecho. Una bala penetró su corazón y una segunda que no fue filmada lo impactó en el costado izquierdo. Gustavo Vilches y el activista Leonardo Ortiz corrieron hacia él, su credencial se le había caído y nadie sabía su identidad. Con las balas zumbando alrededor de ellos lo sacan de la línea de fuego hasta la calle árboles. En el vocho de Vilches intentaron trasladarlo a la cruz roja. Le dieron respiración artificial y lo conminaban a resistir. El vocho en cinco esquinas se quedó sin gasolina. Intentaron detener un taxista, pero este apoyaba al gobierno y se negó. Finalmente un pic up lo llevó a un hospital a donde arribó ya sin vida, acorde al doctor Luís Mendoza. Ese mismo 27 de septiembre otras cuatro personas perdieron la vida. La muerte de Will se tornó en una noticia internacional ya que se contaba con su material fílmico.
La mañana del 30 de octubre sus amigos trataban de conseguir alguna información en el consulado mexicano de Manhattans Park Ave, donde aún se puede observar un graffiti rojo que dice: Vengar a Brad. Dos meses después anarquistas de Norteamérica pintarrajearon con letras rojas el consulado de San Francisco, exigiendo justicia.
El portavoz del Gobierno de Estados Unidos dijo: “Es desafortunado cuando una demostración pacifica se sale de las manos y resulta en violencia”, pareciendo responsabilizar a los miembros de la APPO por la muerte de Brad. El embajador Tony Garza, un viejo amigo de la infancia de George Bush dijo: “Es necesario retomar la ley y el orden. La violencia y el desorden en Oaxaca a involucrado maestros, estudiantes y otros grupos incrementando las demostraciones violentas”.
Tony Garza envió una señal con sus palabras al entonces presidente Fox. Ahora que un gringo ha muerto es momento de actuar. Al día siguiente el 28 de Octubre 4500 oficiales de la Policía Federal Preventiva y fuerzas de elite fueron enviados a Oaxaca para reprimir al pueblo y mantener a Ulises Ruiz en el poder.
Después de la autopsia el cadáver de Brad Will fue enviado a sus padres, los que radican en el sur de Milwakee. Los asesinos fueron inicialmente detenidos hasta que la procuradora Lizbeth Caña dijera que Brad “fue asesinado por los rebeldes” arguyendo que eran objeto de “una confabulación para internacionalizar el conflicto”. Por todos los medios trataron de culpar a la APPO. Las fotos y tomas resultaban contundentes, además que en la barricada Santa Lucía del Camino nunca hubo armas.
En marzo Kathy y Howard Will, un hermano mayor y su hermana vivieron una triste e incompleta visita a Oaxaca asimismo contactaron a Miguel Ángel de los Santos, abogado y defensor de derechos humanos. Este viaje fue traumático el King of Evil que permea el sistema judicial mexicano los dejó con la boca abierta y el corazón destrozado. Lizbeth Caña reafirmaba” los asesinos de Brad fueron sus mismos compañeros”. El departamento de Estado obviamente entró en un conflicto de intereses, ya que por un lado le interesa negociar el petróleo mexicano para lo cual es necesario el equilibrio en ese pandemonio de la política mexicana: Ulises Ruiz, el PRI, el PAN y el petróleo, todo pendiendo de alfileres en un escenario de caos y corrupción. El cual aún continúa en medio de la represión y la impunidad.
1 comment:
Muy buen reportaje y sigue la mata dando...
Bien por ti y por Ross al realizarles un homenaje póstumo a Brad will y de alguna forma a todos los que "miran" al mundo como el.
Post a Comment