Tuesday, July 29, 2008

Holkowii Danza Lunar, acrilico waldo

Holkowii Danza Lunar

De las cuatro regiones convocados.

Noche de luna llena, plumas y sonrisa de coral.

Al llamado del hombre de saber

la argamasa de la datura se vuelve sonaja

para marcar el ritmo de la muerte,

la que arriba a trote lento

chispeando de conjuros entre la hoguera.

Mira desde las cuencas vacías de chopos traviesos

a los ojos de los kusseyais;

sabe desde el destiempo que ellos saben

lo que ella no puede saber.

En el vai ven de los cielos, zurcidos de estrellas

en punto y cruz, se hermanan en la palabra,

el oráculo del Dios Cuchumá; ya maíz, barro,

soplo divino que a tropiezos se injerta

en la ramada del provenir.

Hora de invocación

cuando la luna en la iluminación bautismal,

toca con su mano de Diosa del desamparo

a sus hijos arropados con fuego azul.

El gorjeo de los astros

responde al murmullo del horizonte

resucitando entre ambos

la voz dormida de la montaña;

La que habla sin hablar.

La que devela en el cielo las huellas de los ancestros.

La que hurga en el ojo de agua

el sentido oculto de la vida,

el revés escarlata de la muerte.

La que al conjuro de las voces de sus hijos

arropa con su vaho de niebla las cosechas.

La que resucita con su dedo de trueno

a sus guerreros, los que en santa procesión

y la cara tiznada de azul, alumbran con sus antorchas

la parte sombreada de la luna.

Es el momento en que el cielo se quiebra

y los hombres ocres y amarillos

son iluminados con la percusión de un riachuelo

que vocifera con alas de fugacidad.

Entonces no es solo canto

de los moradores de la sombra-luz,

es algarabía de la gracia del agua serena al descolgarse,

desde una altura hasta el chasquido de su cuerpo

contra las rocas; para iniciar su peregrinaje.

La madriguera donde habitan los murmullos de luz,

se enciende con sonajas y tambores

para que vuelen los hombres lluvia

al lado bueno del infinito,

donde se sueña y se despierta --------

en el encanto de un canto,

para llamar al venado y beba un poco de luz

del cuenco de las manos.

Holkowii; Danza de profecías y sueños

Danza-palabra-fuego y luna

para atemperar la palabra sagrada

la que se descuelga del cielo

y se esconde bajo una roca, donde empiezan

los caminos sabios.

Holkowii Danza lunar

Palabra eco

herida con una flecha pulida por el acantilado,

a la vera de un pino enverdecidamente azul.

Danza de encantamientos

De instantes que cruzan en forma de chispas

al universo de orilla a orilla.

Danza-Palabra; para ahondar en la siguiente aurora

con piñones rosas y un cachito de hoguera

para encender de nuevo la luna que vendrá.

Holkowii voz de roca en el diluvio.

Pedestal del Dios Kuchuma,

para que diga a su gente la dirección

del chubasco venidero,

para que rejunten los pedazos de cielo desquebrajados

por el golpe certero de la invocación.

Viento-Presagio

Sombra de una primavera

Bajo el relincho de un potro salvaje

rémora de crazy horse

y su cuna de bejucos en Vicam.

Holkowi Danza de círculos de fuego

Entre hebras de la música lunar,

Que en remolinos levanta

Polvo de todos los que se han ido sin partir.

Wednesday, July 16, 2008

Caos Carmesi. Acrilico Waldo Lopez

Escalera a la Eternidad

…ser poeta es otra forma del intento…
Modesto Herrera


El universo no es otra cosa

que la escalera que conduce a la eternidad.

No tiene edad ni reglas cartesianas;

Vive en la intensidad inequívoca

de un movimiento infinito.

Haciéndose y deshaciéndose

en marejadas de siglos

adulterando la razón primigenia,

la sabia que recorre la maquinaria celeste,

alabando sin penitencias absurdas,

lo que no tiene principio ni fin

en el reacomodo de las intensidades

que brotan como aguas termales

del intento.

El hombre sabio, no de sapiencia intelectual,

El guerrero

Sabe que la madre alimenta con flujos y efluvios

de luz,

para trascender con la acumulación de afanes

en el cotidiano ceremonial de los colores.

Escuchando la voz relampagueante

de los más antiguos, los más sabios, los que caminan

dejando una estela luminosa con polvo de cometa,

en su transitar por este paso a desnivel del cosmos,

los que negaron la instalación foránea

de los bártulos existenciales;

la conformación del Yo y sus fantasmas.

El hombre jaguar, el hombre delirio,

el hombre coyote busca ensimismado

entre las rocas, las montañas y su tiempo

la fisura que lo lleve donde nace la gloria

y demás cielos infernales para trascenderlos

en el relicario de su impecabilidad.

Y armar pulcro inventario

de todo lo que se nos niega

para reconstruir el ver,

el palpar la vida y la muerte con el alma de lluvia.

Intuir que el universo no tiene señas, atajos o veredas.

Su espíritu se enciende con la pulcritud de un secreto

fraguado en la era de los tiempos sin tiempo,

con el ritual de los cuatro puntos cardinales y

los cuatro elementos que cincelan el infinito.

El universo no tiene correlación

entre nacimiento y muerte,

vibra con la intensidad sin limite del hombre de saber,

el cual va arrojando pedacitos de cuero de venado

para los que vienen atrás,

subiendo peldaños en el cielo,

no se extravíen en la inmensidad.

Sunday, July 6, 2008

Tijuana en llamas

El Zopilotl y Yo

En algún lugar de la frontera se juntaron los azares.

Un soplo divino sobre las velas y a levantar anclas, para que los días nos desnuden de porvenires y tocatas en el alucine de la improvisación por las costas de Calafia.

Con algo así empezaría a hablar del Zopy, mi compañero de viaje, de viaje álgido y sin alas tejido. Con punto y cruz y algunos alcoholes y delirios y desveladas y ciudades con encantos rotos y decorados con el vaho de lo indecible. Arrecifes en la interestatal 5 de norte a sur y de sur a norte, rayoneadas con los verdes esmeralda, corolario imprescindible para calmar la ansiedad del azul en Big Sur y su fresca melancolía.

Con el toque anhelado, diría el Pancho Morales, el que nosotros cultivábamos en el atrio de los hechizos. Antiguo ceremonial de los harapos. Donde hurgábamos la raíz de un nuevo día, de otra pradera para recordarla antes de ver sus amarillos ocres y sus crinolinas de jade bautizándose en un mañana que es hoy. Justo al empezar a incendiarse el nuevo día, justo cuando la noche corría espantada al canto de los pájaros y los cucuyos iluminaban con puntitos el resto de la madrugada.

En aquellos tiempos no había noche que se cayera en un mundo al revés. Pharaoh Sanders entendía de estos tribales alucines y el cataclismo de sus notas reventaban como relámpagos y los mares coreaban en Si me ve por Fa mientras disminuían los chelos, entre un estertor barroco de panderos y tambores de Maruecos.

El Zopy encontró en la Habana la huella de su espíritu. Mitad lépero, mitad alfil de James Joyce. El yo como él o él como yo en la cuerda que la vida jala de la frontera. Ni de aquí ni de allá, sosteniendo argucias para no ser Chicano, ni Pocho en la capirotada de las culturas. Como antropólogo el Zopy jalo para Chiapas, ahí adquirió su linaje Tzotzil. Lo demás es una tómbola como canta Manu Chao. Abría sus alas y alzaba vuelo, se posaba en el techo de las tramoyas y empezaba su graznido “fuga 8 requiem for you”. Bilingüe, bicolor, bicultural, binario y bisonte amaestrado. El caos perfecto con bemoles cromáticos. Con sístole y ritmo sincopado, diástole con la nota azul. Le dimos vuelta a los recovecos de las tocatas. De San Francisco a Ensenada, de Tecate a Alburqueque, Santa Fe, Alcalde en las altas montañas de Nuevo México y sus pinares devolviendo al cielo su reflejo en otro mar azul.

Los performances los empezamos a hacer en El Ruse Theater de San Diego a finales del siglo veinte. El tan ilustrado “sitúasionismo francés” que establece la utilización de los recursos en un determinado momento histórico, así como la incorporación de cualquier elemento disponible del entorno inmediato, los cuales son parte de la escenografía natural, ya lo hacíamos el Zopy y yo con el nombre de Tocatas.” Nos faltó patentarla en Tecas” dice el Zopy, mientras avienta una rolita de John Coltrane.

Con el Zopy descubrí que no era el único hijo de Adán recorriendo estas ciudades infestadas de fantasmas. Empezamos a hacer tocatas en el troley y en taquerías de la región. Man-Tek-Ozo fue un intérprete vital de la frontera y ariete para navegar en los laberintos de la obsidiana austral. Al Ruse llegaban peregrinos del mar del norte, vikingos y amantes delirantes de la luna, todo en un batido de vudú. El Jim French era otro de estos hijos de la opción múltiple. Creador de instrumentos de viento y tradiciones del quantum musical. Vikingo por antonomasia y curador del Sinacuichy Huichol. Brebaje para atemperar los aromas de la luna en celo que se paseaba por el Malecón. El Jim fue bien recibido en la comunidad Kiliwa. Recuperó una pipa sagrada copeándola al verla en un magazine. El Zopy y yo coloreamos de intensidades tornasoladas al olor de la vainilla y la canabis. Rito de unidad y descalabro. Incienso en la iglesia “A la Bio a la Bao” buscando otras resonancias, flash backs de varios veranos del 68 en diversas lenguas y en igualdad de resoluciones.

El Zopy y yo sabíamos lo que es surcar el cielo sin avión, con la fenomenología que cura bisagras y afina al charquito del arrabal para que invoque al pedacito de luna que se remoja en él. El Sinacuichy era como una burbuja de jabón donde nos introducíamos con percusa, clarinetes y spoken word; jarabe para el olvido y jazz para ambientar el strep tease de una luna enamorada de nuestro rodar desde Tijuana a Ensenada y de Ensenada a

otro amanecer.


II

El Zopy conducía un Buick 64, el cual sobrevivió a fuertes dosis de mala suerte y multiesclerosis en el chasis. Viajó desde la frontera norte a Chiapas en tres ocasiones y le dimos vuelta a la frontera en busca del tesoro perdido de Barba Azul. Fieles seguidores de los atardeceres, nos desplazábamos buscando rutas impredecibles, puestas de sol para nuestra colección. El Jazz nos inoculaba el virus del éxtasis y no ocultábamos nuestra devoción a Sun Ra. Los calendarios servían para ocultar deslices y el futuro era una melodía que resonaba bajo nuestro andar. Recuerdo una ocasión que estábamos deleitándonos en una inigualable vista desde las altas montañas de Nuevo México, cuando un par de norteamericanos llegaron hasta donde nos encontrábamos a preguntar si queríamos hongos de la región. Las mariposas aletearon furiosas en mi pecho ante el desdén del Zopy. A ningún otro miembro de la banda le intereso la oferta excepto a mi. Sabía del inconveniente de ser el único en las alas de un instante multiplicado por el frenesí. No me importó y acepté la invitación para cruzar el umbral a esa otra realidad que ya se empezaba a desquebrajar ante mí. Después de meternos en unas pozas de aguas salitrosas en medio de las nevadas cumbres, seguimos más al norte hasta llegar a Alcalde, donde tendríamos nuestro siguiente recital. Yo buscaba afanosamente conservar la cordura hasta donde fuera posible. Me concentré en las palabras y mi bitácora de vuelo.

Ya en el pequeño poblado de Alcalde y de frente a los asistentes leí en silencio mi primer texto, el cual ante mis ojos resultaba todo un bodrio literario, el desfase poético era evidente. Leía en silencio mis textos e iba arrojando al suelo aquellos que en ese momento no entraban en mi percepción, o sea todos. Los asistentes miraban con sorpresa como el suelo se iba llenando de hojas blancas mientras la banda esperaba en silencio alguna señal. Entonces dejé que los hados hablaran por mí. Cerré los ojos y solo repetí lo que el calidoscopio susurraba. Escuché mis propias palabras como se iban trenzando con la noche, como la historia se acurrucaba bajo mis pies. El Zopy no necesitaba brebajes mágicos para entender los caminos que recorría sin andar. Era un faro que impedía que me despeñara por un cielo floreando en luz. Con su clarinete y sus efectos dibujaba un mapa por donde la noche se reconocía y participaba con su voz de sombra. No exagero si digo que muchos años después he continuado buscando inútilmente pistas de aquellas palabras, que para mi fueron mis poemas perfectos. Aún recuerdo su titulo: Río embudo Blues.

Friday, June 20, 2008

Mirada Huichol. Vicam, Sonora

Lo que no logro ver en su mirar

¿Qué miro en la mirada del que ve que miro solo parte

de lo que se ve?

¿Jirones de tiempo,

arrancados al vitral que refracta la voz del tiempo

y no tiempos, pues solo una muerte hay?

¿Los verdes de la tundra que se desmoronan

en el arco iris del festín de los verdes?

¿El verde de Lorca, el verde tornasol de la alquimia

del cielo profundo; anaquel del creador, alo divino,

Dador impersonal de batallas inconclusas, cotidianas,

enquistadas en la espuma de los ríos

que alimentan de prodigios insignificantes a la mar?

¿Acaso pizca de la floresta, llamas que se consumen

en los labios del cielo, adoquín de las calles de tus pueblos,

edificados por la mano alfarera en una historia,

repleta de estrellas que no tienen revés, ni soltura,

brillo andrógino de una mándala universal;

donde se asoman tantos Dioses

a sorber algo de humanidad, algo de temporalidad,

para obtener el mayor placer del ser:

una caricia de finitud en el vaho apocalíptico de la muerte,

la que trasciende su aura, sus pasos, su esencia, su dolor.

Esa extraña liviantad que es brillo en la mirada

de los hombres primeros que habitaron la Lacandona,

Sierra de Juárez o el Cuchumá,

sin que ellos sepan a ciencia cierta

que están tocados de infinitud,

por el ocaso que devela a la madre,

envuelta en velos de tul turquesa y holanes de fiesta

escapando a conjeturas y absoluciones

y al chiflido del silencio quema las naves del desvelo

entre aromas de copal y lentejuelas de verde flamor.

Esparciendo a los cinco puntos cardinales

diamantina de la estrella polar, que es la última y primera

en la procesión de los tiempos acurrucados

en un eterno renacer, arpegio de las centurias,

dinamo de los precipicios, adagio en el vuelo del águila

que no sabe que sigue siendo Dios.

Encuentro de los pueblos indigenas de America. Vicam, Sonora

El rojo revolotea con su aroma de muerte,

en los laberintos construidos con chaquira y plumas de quetzal.

Cansancio adusto para aminorar las caídas y moretones

que se siembran en sus cañadas y ríos, cesterías del viento en Toniná;

alvéolo pulmonar de la Lacandona que sueña y hace soñar

en el verde, el café, el amarillo y el blanco antes de empezar

la cuenta regresiva a la sexta y última profecía;

la que da cuenta de la profundidad del cielo y del ser.

¿Qué verdades se enquistan en tu mirada

que ve lo que no logro ver en tu mirar?

Del cielo brotan relámpagos, milpas celestiales

augurando en cada noche de luna escasa

los pormenores de la ausencia, de la sangre que se levanta

y camina como el Lázaro que perdió la ruta

pero no la dirección del sur.

Del usted al tú, cansancio atemperado por los equípales

del destierro ante el embate del miedo, partitura

que leen las estrellas bajo la danza de las pen pen

volando trémulas entre los colores y vericuetos de la derrota.

Abrevadero de los tiempos y calendarios

para seguir la ruta de las pléyades en el cielo

que conducen a un capitulo inexistente, pero de todos sabido

y esperado del Chilam Balám.

¿Qué me dice tu mirada que ocultan los libros de una

rígida e impersonal historia que se pasea en las catacumbas

de la reexpides?

Es tu mirada simple la que ve no parte alejada de mí,

sino la parte que se hermana a ti, la parte doliente,

la parte que sangra en adagios

y escalas cromáticas en las fisuras del aire,

la parte que nos encuentra en algún recoveco

del tobogán celestial,

la que se armoniza y repite con una flauta de carrizo

y un tambor que bate el colibrí atento al porvenir.

La marimba se hermana con el Yolotl

y con el nombre Marimbá.

Nacimiento en otro lado del mar:

El Congo, Angola o Senegal;

Salpicando penas, dolores que colorean una lluvia boreal.

De la profecía y exilio de los tiempos,

el cristo negro que emigró de la selva a otros dolores, a otras fronteras

para amalgamarse entre cantos nocturnos, Candombes y

batucadas en el crucigrama del destierro.

Sauré Sumbi de Palmares.

Tu canto baja del Quilombo a las florestas del más allá,

para buena ventura de los cielos y constelaciones

al ritmo de Ganga Sumba

el que avienta las redes para atrapar las estrellas

que se lavan la cara en la mar.

¿Qué ve tu mirada

que no logro recordar?

Tuesday, May 13, 2008

La ciudad de los adagios

LAS ENSEÑANZAS DEL PANCHO

EL Pancho Morales decía que “las palabras duelen” y salía a embriagarse con la noche en las calles de Tijuana. Interpretaba los mensajes de los maniquís en las vitrinas y los anotaba pulcramente en su libreta caza poemas. Dejaba que los adoquines lamieran su pantalón y recordaba que debajo de ellos había arena de playa. El Pancho sufría la enfermedad de los poetas. Le dolía el dolor ajeno y asistía puntualmente a cuanto sepelio de amigo o familiar aconteciese. Los in memoriam en sepia iban acumulando cuartillas. Lista extensa.
Ahora; todo aquel que se declare partidario de la vida, en cualquiera de sus espectros y multi dimensiones, entre ellos el poeta, sabe que las palabras son paridas con dolor, en ocasiones con rabia, otras son aguijones que se clavan en el inconciente para minimizar o atemperar la existencia y otras para invocar la redención.
Cuesta vivir y se sufre sin morir. Si un poema duele y es solo un ente fugaz, que tanto nos cobrará la vida, entonces, si es nuestra obra de arte mayor. Para acabarla de chingar; nos gusta tocar la viola o el oboe con una mano en el corazón. El Pancho Morales sufría también. Muchas veces se le cayó el castillo de naipes y volvió a empezar. Su misantropía fue menguando con las visitaciones nocturnas de la Kasandra. “las palabras, esas bestias sin amo” decía el Pancho y se te quedaba mirando fijamente a los ojos, envolviéndote en un silencio de paz. Su obsesión era el peso aniquilante de los días. Se afanaba por rejuntar los susurros de la mar.
Armaba vecindarios, vendavales, anchas avenidas como la Revolución en el centro de la ciudad, pero en otro tiempo. Abría las puertas al delirio y se abrían nuevamente el Mike's o el Aloha. Ahí estaban sin falta: El Peace and Love, el Childrens Factory, Young Blood Mother, el Ritual, con el Franky Bareño ¿Te acuerdas vivía a un costado de mi casa allá en Tecas por la Ave Revolución ¿Otra Revu ? “Las cosas de la parapsicopoesía”. “Simón carnal”.
El Pancho Morales, maestro al fin, se solidarizó con otros profes en los trajines de la clandestinidad. Tiempos del Inti Illimani, pero adictos a la Janis y a la 23.

“…somos avaras gaviotas
olisqueando tu pudor en la noche.
Bajo un quicio”

Escribía en su libreta hecha a mano por él, escondiéndola cuando querías husmear. El Pancho Morales tenía también fe (♪) “yo creo en ti” decía el Pancho y remataba diciendo 5 minutos después “¿o no loco?”. Creía y confiaba ¿se imaginan el resultado? Así es. Otro como nosotros, lleno de cicatrices en el alma pero luciéndolas como medallas un Coronel. 500 años apenas serían el mínimo para medio madurar. Imagínense ahora viviendo un promedio de 100. Protestas, chiflidos, “mociones a los hocicones”. Dice una voz entre el público. Bueno es para matizar, evitar sospechas del enemigo que husmea los mails. Nuestra obra de arte mayor se construye minuto a minuto, día a día y la suma de todo esto es águila o sol. Ahora imagínense, si un palíndromo nos duele, que será la conjunción de los calendarios y los ábacos arremetiendo furiosos en la sentencia final. Donde no habrá de dos sopas o te paras de cabeza o brincas al centro mismo de la nada, la cual al recibirnos florece como madriguera de luz y se convierte en el todo mayor. Con aromas de geranios y tierra mestiza acariciada por una lluvia de abril. Ahí habremos de ser, quizás, una flama un dos de Noviembre acabado de nacer. Con las intensidades luminosas de cirios y estrellas, reflejándose unas en otras y al revés. “Yo te entiendo loco” Decía el Pancho y lo intentaba descifrar. Su corazón parecía débil pero, en verdad, estaba troquelado en las minas de Cananea. Granito y cantera y filigrana de un dolor. ¿Te sientes muy solo, verdad loco? Entonces abríamos la tequila y se abría la noche de par en par. “Vallejo, loco y Onetti nada más” Decía el Pancho y sacaba un libro de Cesar Vallejo con su poesía completa y se ponía a leer. Recuerdo una ocasión que al finalizar un poema se apagaron las luces y se escuchó una voz: “Yo nací un día que Dios estuvo enfermo. Grave”. Se encendieron de nuevo las luces. Me quedé viendo perinolas de luz.. Escuché al Pancho preguntar con voz suave.: ¿Fuiste tú loco? Un silencio nos envolvió, en tanto una gavilla de estrellas fugaces, trataban de decirnos el final de un poema en Do Mayor.

La Maga. Acrilico Waldo Lopez

Crossroads o "La balada del Pancho Morales en el lugar en que el mar se empacha"

Modesto Herrera


Los caminos se cruzan en los laberintos del psicopoema
y las visiones de la predestinada que descifra los enigmas
se llenan de metáforas: es la gaviota que se transforma en pelícano
cuando en una mañana apenas en capullo, las aves de igual forma
se cruzan y tienen su nicho acomodado en la casa de los peces.

Se dibujan trayectorias diferentes y los peñascos
son constantemente lavados con la sal de los secretos,
rocas puras cristalinas en espera del viejo y su caña de pescar
y al lado de él, la jarana casi rota de tanto repetir las coplas de la vida,
el canto del mestizo con alma pegada a los pies de la muchacha
y a la madera en ambas partes: en el cielo y en el mar,
pero también aquel que sigue sus pasos por las marcas de la arena
sabe que un día los instantes electrónicos se agruparán
en la esquina de la playa
y los caminos otro día se juntarán.

Coosroad dice el diablo y los profetas y el poeta y el cantante
y se acuerda de la flauta y la charanga pero regresa al blues
al sonido gutural de una soprano que despelleja el alma
y como eco se estaciona en los pasillos escondidos del recuerdo.

Pancho morales es Vallejo y es Neruda y es Jim Morrison,
pero también Pancho Morales es blusero y tiene algo muy poco de modesto,
porque Pancho es altivo, honrado y acepta su destino y convierte las palabras
en saltos de la rama, en epigramas, en bolero cubano o yucateco,
en una copa de tequila, una cerveza y el dolor lo acepta
como otro salto intentando traspasar la nada entre gotas de vació humano,
pérdidas, ausencias, anunciadas por CaXandra, prima hermana de la novia del Morales,
o su tía que para efectos de sangre el blues cósmico la borra
y nos convierte en un solo grito de dolor y canto, de plegaria al infinito
aún en estos sitios en que los caminos acuáticos se cruzan y nace el tamarindo,
y el árbol de mango y el toque mágico.

Pancho Morales dice:

“…sigo en mis soledades y en mis soledades me pregunto lo que alguna vez quise ser y no se pudo, el miedo de amar como gigante y atravesar con ese escudo este valle de preguntas que al final, la respuesta de la nada es el único destino solitario de los seres que se enfrentan a querer cambiar a su destino con el único camino del intento: la poesía.”

Thursday, April 24, 2008

Los telares de Teotitlan del Valle

La magica Mitla

Los colores del mercado municipal

El zocalo Oaxaqueño

Doña la O

Oaxaca y su cebadera de enigmáticos sortilegios,
avenidas angostas, diminutas epopeyas bajo su andar;
Acechan los vientos, las luces de bengala
caen como algarabía de solecitos
sobre tu noche ciudad.
Mujer enigmática Envuelta en huipil de seda presta para el amorío
o para la expiación.

Maria Tierra
Mujer patrona, Ix chel
Mano que extirpa raíz y lo vuelve
corazón de barro amortajado en maíz.

Maria del conjuro
Para tejer en el cielo
los motivos del ser, del amar.

Pacha ma ma en cualquiera de sus venas,
en cualquier cartografía de papel.

Maria sin Maria
Casi nada y casi todo
De rituales desconocidos y rubores por incapacidad.

Eres Maria Oaxaca y Juan.
Presta ante el reto de tus montañas;
rejuvenecida en tu danza ancestral,
antes que la palabra vivificara
el barro, el pedernal.

Cantora de vuelos y rutas desconocidas;
zoología fantástica, trazos de Xuchitán.
De cosas siempre dichas
Y siempre acabadas de nacer.
Oaxaca. Jeroglífico que noche a noche

interpretan las estrellas, pestañeando de azahares

Cielo austral
De boreales retablos;
leyendas que hablan desde la piedra
de otros tiempos, espumas y ventiscas
tatuadas en la piel..
Oaxaca con tu alud de minutos a la deriva,
simulas coincidencias
para desdibujar lo mágico del asunto
haciéndolo ver causalidad nuevamente en Abril.
Oaxaca de nueva cuenta el lugar augurado.
Para destrabar la rueda del tiempo
para aglutinar acertijos, tragos de mezcal.

El porvenir se dibuja en todas las cosas.
Las bancas del parque otean a conformidad.
Los moles y chapulines,
las clayudas y abalorios, las montañas y sus nubes
conspiran por consejo del Dios sol y su ejercito de luz.

Oaxaca testigo y al mismo tiempo
partera de sombras y claridad.
Tus arterias ciudad antigua, blasfeman silencios y trajedias
para inocular el veneno, la falta de equidad.

Por la noche en el zócalo te recuestas sobre ti misma,
pincelas sobre el lienzo de la noche una luna nueva
que las nubes visten y desvisten
en un eterno y opalino trajinar.
Al compás de los enigmas y las estridencias en semana santa
te desnudas ciudad.
Entre sahumerios y matracas; arrepentimientos
días de guardar para nunca buscar.
Huesped y ardid nacida en la piedra del calendario solar. Parturienta de encantos siempre verdes y azules en hierve el agua.
Sitio predestinado en el papel ámate
donde se esconde la lejanía
y solo responde al llamado del barro negro de Ocotlán.

Oaxaca nodriza del cielo
para amamantar con tu leche de cielo
a los elegidos y, posiblemente, a alguien más.
Curadora de huesos y heridas de tus tantos hijos
desparramados entre surcos, atajos, veredas, caminos sin andar.

Oaxaca la de silencios bermellones,
pigmentos nacarados para el alma
para cincelar en su pórtico tantas injusticias del estar en el no estar.
Señora de salmos y conjuros,
destierros y torturas
tomas del mapa celeste tu alo de mujer.

Oaxaca; señora virgen
Sitio de tristuras y encantamientos, de rojo cobalto,
para embarrarlo en el pecho de tu noche.
Pintando con la cochinilla de las pencas y otros pigmentos sobre tus tapices el secreto de tu sangre y la del del cielo a saber.
Oaxaca Doña la O

Wednesday, April 23, 2008

Tuesday, April 22, 2008

Ecos de Blues en Ciudad Grande


A Modesto, a Ataraxia


Esta ciudad me devora, impaciente, desgajándome.
Cronometro en mano examino sus rincones,
su lastimada pared del miedo, su luminosidad traidora.
Cerca de las doce, por la bahía,
donde se reúnen los fantasmas en santa cofradía
a relatar fúnebres desaliños;
Bessie Smith se escucha en el eco de un susurro,
propio no para extraños ni profanos
sino para aquellos que hacen del soliloquio
una reverente práctica de ensoñación sus padeceres.
Es su Blues la reverberación del olvido inmutable,
la luz que se consume en un tajo de sombra
el lamento que dibuja el rostro de una alborada.
También yo escucho el Blues y fumo un cigarro,
ambos se acomodan a mi costado,
mientras mi delirio
austero por antonomasia,
navega en el desliz de una lágrima aventurera.
La ciudad desnuda de bullicio.
Un sobresalto estalla en la oscuridad silenciosa,
retumba en los laberintos sin cal de mis secretos.
Alguien me toca el hombro por atrás.
Algunas preguntas.
Es el vacilar en la inmensidad de un segundo.
Donde caben todas las posibilidades,
reflexiones e irreflexiones,
donde el trazo inconsciente
es el sitio preferido del universo.
Preguntas que se congelan entre el silencio y el miedo.
El tratar de correr en vano.
Recordar el color de las violetas,
El purple haze del Jimy Hendrix.
Creo que es el fin del delirio
del viaje siempre inconcluso.
Mientras escucho al mar y la Bessie Smith cantar a capela
el verdadero, el eterno Blues.
Reuniendo todas mis fuerzas
abro los ojos, me aferro a tu recuerdo.
Entre ambos, por un acuerdo legendariamente esperado,
diseñamos un rompe cabezas,
que mantenga entretenida la mirada destellante
de eso que intenta ser y es solo emanación de un espejo.
En la plenitud de la victoria indiferente
nos abrazamos y devoramos mutuamente con la bruma.
Mientras nos alcanza la historia
que es también hermana de las sombras.
El Blues continua

Sunday, April 20, 2008

Who Killed Brad Will?

¿QUIEN MATO A BRAD WILL?

Waldo López



¿Who Killed Brad Will? Es el título del reportaje por John Ross, publicado el mes de Agosto en el “San Diego City Beat” revista gratuita donde se puede ver un poco de todo: rock, cultura, buena cocina, opciones para la cena del fin de semana, citas virtuales, tatuajes o recetas médicas para la compra de marihuana. A este público bastante diverso llega esta revista con un artículo que llama poderosamente la atención. El cual empieza con una pregunta punzante: “¿Porqué las autoridades Mexicanas y de Norteamérica dejaron que los asesinos de un periodista norteamericano sigan libres? John Ross da una respuesta periodística, a manera de homenaje póstumo, a este cazador de noticias del freelance,, es decir: sin amos ni subordinaciones económicas y sí una clara definición ideológica a favor de los movimientos sociales que reclaman justicia social: “Esos de nosotros que reporteamos desde la línea frontal de los movimientos sociales en Latinoamérica, compartimos un entendimiento que ahí afuera hay balas con nuestros nombres escritos en ellas” dice John Ross, como el peligro latente y constante que persigue a todos estos periodistas que reportean desde el epicentro mismo de las movilizaciones sociales.

El periodista y fotógrafo Brad Will viajó 2500 millas desde New York hasta el sur de México: Oaxaca. En esos tiempos literalmente en estado de sitio. Los escuadrones de la muerte se movilizaban en las calles empedradas de esa ciudad colonial y capital de ese estado disparando indiscriminadamente. Brad Will filmó y reporteo estos acontecimientos, dando cuenta de los enfrentamientos entre los pistoleros de Ulises Ruiz que disparaban contra las barricadas, construidas por la APPO y defendidas con resorteras y canicas, mentadas de madre, basukas caseras y una lluvia de piedras. La xenofobia oficialista era y es demasiado evidente. Los reporteros extranjeros fueron tratados como terroristas por los pistoleros del Gober-Maldito. “si ves a un gringo con cámara mátalo”, mencionaba la radio oficial.

La tarde del 27 de Octubre Brad Will filmaba una confrontación en una de las barricadas a las afueras de la ciudad: Santa Lucía del Camino. Will se encontraba en un angosto callejón con las balas alrededor de él. Esperaba esa gran toma. Y lo logró. Al final de ella se puede observar con nitidez a dos hombres disparando sus armas. Se puede escuchar el disparo fatal y Brad Will caer filmando a sus victimarios y la cámara sin control. Tenía 36 años. Algunos fotógrafos del periódico El Universal también encuadraron a estos pistoleros fácilmente identificables. “Con todas las evidencias Brad Will filmó su propio asesinato. “Este es el México, donde la justicia no siempre funciona y donde sus asesinos continúan recorriendo las calles de Oaxaca, libres y evidentemente intocables”. “Curiosamente el asesinato de este reportero Norteamericano mereció una respuesta mínima del embajador en México Tony Garza, o será que Washington tiene otra agenda que se contrapone con la justicia de Brad Will y la privatización del petróleo mexicano”.

Brad Will fue una de esas leyendas de fuego en Manhattans Lower East Side. Miembro de Indymedia una publicación en Internet, la cual nació durante las batallas en Seatle, Washington durante las protestas en contra de la Organización Mundial de Comercio que tanto impactó a este país en 1999. Will fue un reportero independiente, uno de esos como Josh Wolf en San Francisco que utilizando el Internet y su propio equipo de filmaciones, rastreaba y reporteaba los movimientos que luchan por una mayor democracia y equidad social. Carecía de credencial de algún periódico de prestigio, pero utilizando la de Indymedia, él y Wolf, quien pasó siete meses en prisión por negarse a entregar a la policía copia de su trabajo fílmico en las calles, representan parte del futuro del periodismo. John Ross urga en el tiempo para mostrarnos quién fue este periodista independiente. Ross escribe: “el viaje de Will a la tierra donde habría de morir empezó exactamente después del fatídico Septiembre 11 del 2001 en New York. El impacto de ver las torres gemelas desvastadas y aún humeantes llevó a Brad Will y a un conocido suyo Dyan Neary, en ese tiempo un neófito periodista, a un viaje por Latinoamérica, donde existían un sin número de conflictos sociales sin resolver”. Durante 2002 y 2003 Will y Neary estuvieron en fortaleza Brasil, donde confrontaron al director del Banco Interamericano de Desarrollo durante las protestas sociales de esos días. Volarían posteriormente a Bolivia en donde entrevistaron a Evo Morales antes de convertirse en el presidente del país. A donde quiera que fueran ofrecían su radio independiente y su solidaridad. En febrero del 2005 Will estuvo nuevamente en Brasil en el centro de nuevas protestas sociales. Filmó la resistencia de miles de personas en la ciudad de Goiania lugar donde la policía reprimió asesinando a dos y arrestando a cientos. En los videos de Brad Will se puede escuchar el zumbido de las balas en torno a él. En esta ocasión fue salvajemente golpeado y esposado. Solo su pasaporte Norteamericano logró salvarlo. Viajó a través de Perú y Bolivia donde escaseo el dinero. Voló de regreso a New York ya pensando como financiar su siguiente viaje, de nuevo al sur. A principios de 2006 acompañó al Sub Comandante Marcos en el marco de la otra campaña por algunos estados de la República mexicana. En la primavera del 2006 de regreso en New York, seguía la evolución y ruta de la otra campaña y la incipiente rebelión en Oaxaca, oteando pensativo, desde su oficina, el rio de Brooklyn. Sus planes un nuevo viaje al sur, en esta ocasión a su encuentro con el destino. Compró un pasaje con un intervalo para regresar de 30 días. Voló de Brooklyn al aeropuerto JFK y de ahí rumbo a Oaxaca, un 29 de septiembre. Su regreso estaba planeado para el 28 de octubre pero nunca abordó de regreso el avión, al menos no este.

Al llegar a su destino Brad Will se encuentra con la comuna de Oaxaca y un conflicto resultado de una problemática económico y social cuyas raíces, y los mayores indicadores nacionales, son la pobreza, desempleo, desnutrición, analfabetismo y una sistemática violación a los derechos humanos, producto de la desigualdad social. Oaxaca, con sus 17 distintas etnias, cada una con una rica tradición en resistir al hombre blanco y mestizo de las clases sociales mas solventadas, bastión del partido revolucionario institucional y en ese tiempo un picaresco Presidente de la Republica: Vicente Fox.



En Oaxaca el PRI nunca ha perdido y el gobierno de Ulises Ruiz, un protegido y operador del excandidato a la presidencia de la republica: Roberto Madrazo ganaron la gobernatura mediante un fraude a la vieja usanza del PRI a una gran coalición encabezada por Gabino Cue. En los primeros 10 meses de su mandato Ulises Ruiz solamente fue capaz de demostrar su incapacidad, desencadenando por su cerrazón e insensibilidad el movimiento social más importante del estado y con ello una salvaje represión con los supuestos cuerpos de seguridad, ahora convertidos en pistoleros y organizados en escuadrones de la muerte. Generándose un verdadero estado de sitio, donde la represón y desaparición de miembros o no de la APPO fue una constante en la paralizada ciudad. “Brad Will carecía de credenciales para realizar su trabajo periodístico lo que lo hacía susceptible de ser deportado. Lo único que tenía era su credencial de reportero independiente de Indymedia, la que colgaba de su cuello. Día a día filmaba la lucha Oaxaqueña, la que ahora poseía el aura romántica de la histórica comuna de parís. México se cimbraba por el gran fraude electoral del PAN. Andrés Manuel López Obrador reaccionó con cientos de miles de personas en las calles de toda la República, especialmente en el DF lo que colocaba el conflicto Oaxaqueño como un asunto de segunda importancia”. John Ross describe así el fatídico 27 de octubre: “Will fue a hacer entrevistas a la barricada cal y canto, estuvo la de Santa Maria Ocoyotepec y en la experimental, las cuales se encontraban bajo asedio de policías estatales y preventivos vestidos de civil, los que baleaban a los miembros de la APPO los que valientemente se defendían con bombas molotov, resorteras con canicas, pedradas y basucas caseras. Brad Will escucha la balacera y se dirigen a la barricada Santa Lucía del Camino junto con otros reporteros, arribaron a las 3 PM. Will trepa a un trailer estacionado para filmar a los que disparaban. Los pistoleros fueron repelidos hasta la angosta calle Benito Juárez donde se introdujeron a un edificio antiguo, los reporteros siguieron a los miembros de la APPO, escudados de los disparos con un vehículo. Muchos de los rebeldes con las caras enmascaradas trataban de hacer salir a los pistoleros. En medio de este frenesí por captar el mejor ángulo posible, aparecen cinco hombres por la bocacalle aproximándose a 30 metros de los rebeldes empezando a disparar. Los pistoleros fueron identificados plenamente por los medios mexicanos. Pedro Carmona, miembro del PRI y policía, Abel Santiago Zarate “el chino” guardaespaldas del presidente municipal, así como Juan Carlos Soriano y Juan Sumano policías de Santa Lucía”. En el último film de Brad Will se puede apreciar cuando estos disparaban segundos antes de ser baleado en el pecho. Una bala penetró su corazón y una segunda que no fue filmada lo impactó en el costado izquierdo. Gustavo Vilches y el activista Leonardo Ortiz corrieron hacia él, su credencial se le había caído y nadie sabía su identidad. Con las balas zumbando alrededor de ellos lo sacan de la línea de fuego hasta la calle árboles. En el vocho de Vilches intentaron trasladarlo a la cruz roja. Le dieron respiración artificial y lo conminaban a resistir. El vocho en cinco esquinas se quedó sin gasolina. Intentaron detener un taxista, pero este apoyaba al gobierno y se negó. Finalmente un pic up lo llevó a un hospital a donde arribó ya sin vida, acorde al doctor Luís Mendoza. Ese mismo 27 de septiembre otras cuatro personas perdieron la vida. La muerte de Will se tornó en una noticia internacional ya que se contaba con su material fílmico.

La mañana del 30 de octubre sus amigos trataban de conseguir alguna información en el consulado mexicano de Manhattans Park Ave, donde aún se puede observar un graffiti rojo que dice: Vengar a Brad. Dos meses después anarquistas de Norteamérica pintarrajearon con letras rojas el consulado de San Francisco, exigiendo justicia.

El portavoz del Gobierno de Estados Unidos dijo: “Es desafortunado cuando una demostración pacifica se sale de las manos y resulta en violencia”, pareciendo responsabilizar a los miembros de la APPO por la muerte de Brad. El embajador Tony Garza, un viejo amigo de la infancia de George Bush dijo: “Es necesario retomar la ley y el orden. La violencia y el desorden en Oaxaca a involucrado maestros, estudiantes y otros grupos incrementando las demostraciones violentas”.

Tony Garza envió una señal con sus palabras al entonces presidente Fox. Ahora que un gringo ha muerto es momento de actuar. Al día siguiente el 28 de Octubre 4500 oficiales de la Policía Federal Preventiva y fuerzas de elite fueron enviados a Oaxaca para reprimir al pueblo y mantener a Ulises Ruiz en el poder.

Después de la autopsia el cadáver de Brad Will fue enviado a sus padres, los que radican en el sur de Milwakee. Los asesinos fueron inicialmente detenidos hasta que la procuradora Lizbeth Caña dijera que Brad “fue asesinado por los rebeldes” arguyendo que eran objeto de “una confabulación para internacionalizar el conflicto”. Por todos los medios trataron de culpar a la APPO. Las fotos y tomas resultaban contundentes, además que en la barricada Santa Lucía del Camino nunca hubo armas.

En marzo Kathy y Howard Will, un hermano mayor y su hermana vivieron una triste e incompleta visita a Oaxaca asimismo contactaron a Miguel Ángel de los Santos, abogado y defensor de derechos humanos. Este viaje fue traumático el King of Evil que permea el sistema judicial mexicano los dejó con la boca abierta y el corazón destrozado. Lizbeth Caña reafirmaba” los asesinos de Brad fueron sus mismos compañeros”. El departamento de Estado obviamente entró en un conflicto de intereses, ya que por un lado le interesa negociar el petróleo mexicano para lo cual es necesario el equilibrio en ese pandemonio de la política mexicana: Ulises Ruiz, el PRI, el PAN y el petróleo, todo pendiendo de alfileres en un escenario de caos y corrupción. El cual aún continúa en medio de la represión y la impunidad.


John Ross ha sido reportero del Bay Guardian por 22 años, ha escrito 8 libros sobre política mexicana y ha sido maestro en Harvard y UC Berkeley.

Friday, April 18, 2008

Murmullos en Peña Blanca

Primer murmullo

Con algunos acertijos a punto de reventar.
La noche camina sigilosa.
Sus velos cubren distancias y paraderos.
La cañada seca, de tanto apostar al desatino, señala con su dedo enclenque
un camino casi olvidado.
Sereno dejo que las caricias
de esa primera noche cubran mi cuerpo.
Sin subterfugios para acallar el lamento de los coyotes,
saludo el nacimiento de la primer luna.
El encinal remanso a esa melodía lunar que en el encuentro con el infinito,
llega sensual a mis brazos ahora vacíos.
Dejo que lo incierto, el mito y el oráculo saluden mi novatez.
Impido que la resistencia ahonde en mi incertidumbre.
Reflexiono que el amigo
no es el que cabalga trechos contigo,
sino el que da la mano ante los embates de la muerte.

Sin vituallas para el viaje.
Los nudos que sostienen la consciencia se destiñen.
El viento suave y amigo, viajero de senderos y abrevaderos,
es un murmullo que decifra el fín del mundo.
La noche, ojal del más allá, que en su espejo reflejo,
devela un escondite poco seguro al final de las razones.
Ojal de un camino que al andarse se transforma
en un paraíso volátil justo ante ti.
Severo y dúctil
amigo y asesino.

Pooco después, venciendo al sueño, que obstruía el sendero a descifrar.
Los destellos de las estrellas orquestan en la bóveda celeste
el mensaje del Dios
mitad hombre
mitad mujer.
El que clava alfileres a mi desvelo
y se desvanece en el horizonte.
No sé si oré lo suficiente
a lo largo de mi andar en círculos,
el cual subía al campás de la estrella de venus.
Así de cuatro en cuatro, similar a las heridas de los Bacaves,
los cuatro vientos y los cuatro guardianes del cielo,
me despeñé sobre mi mismo.
No sé si Abuelo o Padre luz
vena que nos une a la flama eterna,
fuego que se embadurna en los siglos, en las gargantas
de los hombres sabios,
de los hombres jaguar,
del hombre murmullo y el hombre silencio.

Segundo Murmullo

Rito austero
Más del corazón que de la razón.
Para descascarar la abulia enquistada en el alma,
la indiferencia embravecida y el olvido venenoso.
Rito que abre puertas al regazo de nuestra madre fina y siempre verde,
la que siempre espera, el tiempo necesario, para ser uno
con nuestro propio polvo.
No sé si venimos del maíz o del barro.
Pero seremos polvo, arenal, fango y lodo
en el devenir del canto de las cañadas.
En tanto
Con el tabaco amigo
liado con recuerdo y esperanza
ato la triada, trinidad más cerca de ser compa,
que cara compujida en el altar.
Una humedad luminosa me empuja dentro de mi.
No hay respuesta ni conjetura.
La plenitud de la mano hilandera huichol
que resguarda el ceremonial,
da pautas y se esconde en los retablos del color:
color-luz
color-ser
ser-sombra
ser-en-el-no-ser.

No era yo quien me recuerdo
Era tu recuerdo en la memoria infinita del fuego el que dictaba sentencia.
El crepitar de las brazas era inaudible consejo
hacían que los horizontes se desmoronasen perplejos.
Aventando soles diminutos que se consumían en su intento
de alcanzar un imposible lejos de si y cercas de ti.

Tercer Murmullo

La noche pasta en el ennegrecido llano del infinito;
es un chasquido de sombra
Salpica todos los salmos y suprcherías.
Es una enorme mariposa negra que suavemente, un apenitas,
mueve sus alas, refrescando el éxtasis del ofertorio.
Del encuentro mítico y añejadamente esperado:
El reencuentro consigo en uno mismo.
De cuatro en siete
De viento en marea.
Chispa de maíz
Año vientre
Año piedra olvido
Sacrilegio de dejar todo igual.

! A mover lo indisuluble, a arrancar mascaras de a cuajo!
Que lo indecible, por decir lo mejor, sea una serpiente coralillo,
hundiendo sus colmillos en la jauría que nos roba hasta la mirada.
¿Cuántas hogueras y flamas rotas?
¿Cuántas teas y solticios?
¿Cuántos amaneceres de espanto y alegría?
¿Cuántos caprichos y alimañas pichando nuestro sueño?
¿Cuántas sentencias y guitarras rotas?
Afinaciones a destiempo
viento que lleva
y otro que regresa en osadía.
¿Cuántos despertares de diversa textura y confitería?
¿Cuántos yoes luchando a carcajada abierta
contra mis días idos, días sin flecha ni querías?
Las manos hilanderas dejaron constancia de la constancia.
Del color y los sueños que en punto y cruz
zurcen la imaginación del Dios Sol.
De a cuatro la hoguera arde.
Las brazas de a cuatro insinúan con abstractas formas
la historia sagrada del yo.
Dicen de otros mundos y realidades: la clemencia de la ceniza.
La luna de soslayo posa su mirada en este lado de la montaña.
Los sonidos de la llanura se estrellan silenciosos contra la noche.
Las estrellas, con su corona de rubíes, se mueven
en glamoroso estertor, giran suave, se caen del cielo
incendian la noche por un instante.

Cuarto Murmullo

Ahí van los minutos.
En tropel por el filo del mundo.
Me señalan burlones, orquestan desdichas,
haciendolas sonar como el suspiro último de vida.
Yo recojo minucias, naderías que ato a un manojo de salvia
y las quemo para beneplácito de las catacumbas.
Los ríos de luces inundan el ceremonial.
Arracan el cielo raso del cielo aguijoneado de luz.
La mano que dibuja el venado azul y el blanco y el eterno,
la que mueve torbellinos y remolinos en los desiertos,
hace que salgan de los cuadros
y ardan en secuencia mezcalínica
entre las brazas que iluminan este rincón del ser,
este capitulo que no cierra su nombre
ni ante cómicas desiluciones
ni madrágoricas expectativas
con su " ya que nunca se es"

Palabra-Tabaco
Itsmo para navegar con la luna quieta y siempre correteando,
atizando el instinto, moviendo arrecifes y marejadas.
Palabra-Amiga
Para conjurar armónicamente
el beneplácito del sonido cósmico
con la marcha de los insectos.
Palabra-Espíritu
Que con su decir arden los rios, los dolores y resquemores
prestos a volar al encuentro de la palabra tropel
para volverlos ralidad, presagio, alud en el tiempo ido y venidero.
Donde arderán todas las flamas y hogueras juntas
En la flama madre
Flama padre
Fuego donde arde Dios.
Flama seca, cósmica, de calor volátil,
como la tregua entre unos labios que sin querer se olvidan.

Quinto Murmullo

De un pincel brotan mariposas, vuelan trémulas, eructando colores
en las ciénegas celestes.
Salen del sueño, traspasan tiempos y direcciones,
encuentros virtuales y ceremoniosas despedidas.
Vuelan y desperdigan visiones de raro explendor,
epopéyicas travesías, océanos y madrigueras,
continentes y oasis de frescuras desquiciantes.
Vuelan y vuelo
con el soplido de unos labios delirantes.
Vuelan y vuelo sin volar.
Sin estar siquiera, sin devenir, ni decir para apalabrarlo con la mirada del olvido.
Caos celestial que hace estallar al cristal que contiene la noche.
Vuelan y mi desvelo se vuelve mortaja blanda,
para esa parte intracendente de ti y esa parte rugosa de mi
que es vuelo que vuelo sin soñar,
sin el repiqueteo de campanas del recuerdo.

El hombre jaguar
es movido por la ayahuasca y el abuelo; conjura, dice.
Arma con una pala una luna
que para volar necesita volverse águila encendida.
Lleva la palabra - murmullo
El ara de una realidad desconocida.
Delirio - flecha
En el pecho de un raro designio
con el que marca el ritmo con su maraca - infinito.
El tambor, latir del fuego eterno
Abuelo-Vuelo
Vuelo-Abuelo
Convoca la sangre de los ancestros, para que brillen los dolores y las desilusiones.
A pesar de que aún muerto sigue este dolor.

Sexto Murmullo

Sueño y vuelo al unísono de un extraño pulsar
de chaquira y estambre
en el devenir fantástico de la alucinación.
Hasta la vigila enternecida llegamos.
Sin yugos o falsas operetas.
Sopesando los arquetipos del viento,
develandonos el sentido oculto de la vida.
El Deja Vu del primer hombre,
aquel que miraba lo que tu ahora ves,
desde la caverna, a través de la hoguera, el tiempo y sus avatares.
Apenas un glance
Te mira y lo ves a través de estas palabras
engarzando los tiempos al pacto final.
El ritual de los alimentos ostentosamente frugales.
Libres de habladurías, de chismes profanos y arcanos.
Listos para la sentencia de la claridad,
de la luz que se quema sin arder.
Luz que existe más allá de elucubraciones con marro y cincel.
Má allá del más allá.
Justo donde la chispa enciende otra constelación.
Donde se acrisolan con yunke y fragua todos los amaneceres.
A cavar, a remover la tierra
con las heramientas que nos da la luna,
con la inspiración de la hoguera para cincelar la siguiente aurora,
la que se habrá de desclavar del madero de los tiempos
para arder con la claridad de un nuevo sol.
Claridad y reflejo
Obra y conjunción en el inventario diario,
en donde se interpreta del tiempo el significado de los instantes.

La ayahuasca mantiene las venas de mi cuerpo encendidas.
El amazonas avanza majestuoso en la sangre de mi ser.
Rememora el milagro de los verdes.
A ritmo agreste del tambor ceremonial
el ritmo del corazón, latido con ecos y trozos de pedernal, juncos,
develandose otra realidad.
En mi sangre el veneno de la reflexión.
Del sentirse uno en los otros, en lo que viene atracito del horizonte
aventando puñados de luz para despojar a la noche vieja
de sus sombras y volverla justo ante nosotros
nuevo amanecer y en jolgorios un funeral.

Murmullos en Peña Blanca

Primer murmullo

Con algunos acertijos a punto de reventar.
La noche camina sigilosa.
Sus velos cubren distancias y paraderos.
La cañada seca, de tanto apostar al desatino, señala con su dedo enclenque
un camino casi olvidado.
Sereno dejo que las caricias
de esa primera noche cubran mi cuerpo.
Sin subterfugios para acallar el lamento de los coyotes,
saludo el nacimiento de la primer luna.
El encinal remanso a esa melodía lunar que en el encuentro con el infinito,
llega sensual a mis brazos ahora vacíos.
Dejo que lo incierto, el mito y el oráculo saluden mi novatez.
Impido que la resistencia ahonde en mi incertidumbre.
Reflexiono que el amigo
no es el que cabalga trechos contigo,
sino el que da la mano ante los embates de la muerte.

Sin vituallas para el viaje.
Los nudos que sostienen la consciencia se destiñen.
El viento suave y amigo, viajero de senderos y abrevaderos,
es un murmullo que decifra el fín del mundo.
La noche, ojal del más allá, que en su espejo reflejo,
devela un escondite poco seguro al final de las razones.
Ojal de un camino que al andarse se transforma
en un paraíso volátil justo ante ti.
Severo y dúctil
amigo y asesino.

Pooco después, venciendo al sueño, que obstruía el sendero a descifrar.
Los destellos de las estrellas orquestan en la bóveda celeste
el mensaje del Dios
mitad hombre
mitad mujer.
El que clava alfileres a mi desvelo
y se desvanece en el horizonte.
No sé si oré lo suficiente
a lo largo de mi andar en círculos,
el cual subía al campás de la estrella de venus.
Así de cuatro en cuatro, similar a las heridas de los Bacaves,
los cuatro vientos y los cuatro guardianes del cielo,
me despeñé sobre mi mismo.
No sé si Abuelo o Padre luz
vena que nos une a la flama eterna,
fuego que se embadurna en los siglos, en las gargantas
de los hombres sabios,
de los hombres jaguar,
del hombre murmullo y el hombre silencio.

Talismán de Luna

Llego y llego
Desde un rincón de la fantasía.
Sigilosa penetró por las yemas de mis manos;
con un relicario de preguntas
y una locura que mata-sin-morir-mañana, me extremeció
de los pies a mi larga sombra.

Primero el desconcierto, la inocente forma de plegarme a lo desconocido,
luego el éxtasis de saberme infinitamente finito.
De dar en gracia y volverme arpegio de espuma
para ser de al menos un instante
de más o de menos poco importa.

Así en medio de las voces y el devenir de la sexta
con luz de cuarzo
cuajaron los esmeros y los tintes de la claridad.
De mis manos la linea indivisible de lo infinito
se hacía hermano.
Los tiempos y las distancias
tañian con su perfume al cedro y la caoba.
El sudor de las cañadas se volvía neblina,
apretujaba con su vaho mi cuerpo
que se desvanecía buscando tu arrebato

LLego y llego
Como el fresco rocio peinando la cabellera de los maizales.
Hilando con ternura a la luna, con filigrana de plata,
luz, sombra y destello, para que los hombres de saber
se les ocurriera de al menos la última palabra, como ocurrencia de un verso.
De al menos tocar ligeramente la piel del rio,
que busca con ansias su escencia hermafrodita
de Mar y la Mar.

Llego y llego
como un lejano tintineo de campanas bajo el agua.
Metiendose ingenua bajo la lengua
para ayudar a pronunciar la palabra sagrada.
Llego y sin haber llegado del todo,
como justificación,
como ir a misa de domingo a las seis de la media noche.
Llego y me hizo hizo voltear al cielo, con la paradoja de lo eterno,
metida entre los ojos.
Llego y llego
siempre lejana, inconmesurable,
como la punta de un alfiler grafiteando la carne.
Con el canto de los desheredados.
Con el paso lento de los insectos en la hojarasca.

De pronto me vi cerca del abrevadero.
Me dije sin hablar de lo inútil de la busqueda,
de lo fugaz que resulta el viaje a tu sueño.
Giré y me vi desde los ojos de mi yo lejano.
Con la tristeza de la melancolía emanando de mi reflejo.
Sin mediar palabra nos sumerjimos en las aguas encendidas
siguiendo tus huellas en la piel del rio.

Llego y fue llegando
con el cosquilleo de las tardes de verano,
con el murmullo de una escultura de jade.
Venciendo al brujo de agua negra.

Llego sin llegar apenas
con su flecha hirió a la noche
sangrando de estrella su liviantad.
Fue como si los sueños ardieran trás los pinares,
como si las nubes nos dijeran al oido
el pudoroso secreto de la lluvia
y nos deslizaramos en el resoplar rojioso de la alborada.

Llego y fué sin ser lo que no llego.
Una migaja de sol, un pedazo del vientre de luna,
para utilizarlo como talismán
contra toda desventura y hechicería
en cualquier olvidado zaguán.

Llego tejiendo ardores de vida, fragancia de cielo.
Llego amotinando seibas y atardeceres,
dibujando sobre el fango una estrella boreal.
LLego a esperar lo que aún no llega.
Llego apenas su sombra, apenas un alo,
apenas un apenitas
ni un tantito más.

Caleido-Scorpio ( Fig 3)

Modesto gusta de los ardides.
Se le afina el diente cuando la luna llama esa parte de él que es coyote o marejada,
según consejo de la cábala o el sobresalto.
Modesto es un ser camaleónico.
Su alma a sido adoquinada por las visicitudes de encuentros y despedidas.
Es mitad hechicero y mitad abuelo invitando al convite.
Nos deleita con la historia de un barquito de papel en la tormenta.
Modesto lanza la moneda al aire para decidir si su siguiente texto lo empieza con una aguda o una esdrújula, dando picotazos a su café de Veracruz o Chiapas.
Modesto los viernes conecta su guitarra eléctrica.
Fija su mirada en un punto que no existe y empieza su concierto.
Conforme va creando una enredadera de instantes cromáticos
le empieza a brotar el pelo blanco y la barba.
Al ritmo del relumbrón se remonta al Mississippi.
"Crossroads" dice Modesto y continua absorto.
Cierra los ojos le envia un e-mail a Dios y le sigue creciendo el pelo y la barba,
color plata, color nácar.
Hasta que en el éxtasis de la iluminación
queda convertido en el cuarto hombre del Z Z Tap.

Modesto baila la danza del venado
cuando descubre en sus neuronas la melodía de un ser ancestral.
Canta y se deja llevar por el ommmmmmm budista
y por las noches invoca a Gardel.
"Crossroads" dice Modesto y se mete al diario Milenio para leer lo nuevo del taller.
El sabe que el Coyote canta de gusto cuando ve la Lejana Luna salir
El es así dice Ivan en tanto Modesto se acomoda los lentes,
saca del baúl un teodolito y pone a hervir agua para las yerbas del suspenso.
Lee el texto de algún amigo (esos que se embriagan con la bruma y salen a pescar palabras)
Modesto tiene una alforjas que trean los pasos perdidos y el quijote a saber. Ahí dentro Hengels le guiñe el ojo a Kant, en tanto los Beatles
empiezan a tararear una canción desconocida.
Modesto brinca la rayuela que dibujo Cortázar. Arma, pero muchas veces también desarma, avioncitos,atardeceres y un que otro querer.
Algunas noches sale a caminar a un callejón oscuro, donde la luna y la Piav lloran de estrellas fugacaes y de gatos el rondín.
Sé que uno de sus secretos es una bola de cristal.
La utiliza para poder susurrar de noche a nando a san diego,al cuervo a cherry lips a zutano y también a merengano ideas, tips para el algún poema.
Al día siguiente, quién sino él, para aventar confeti y palabras de aliento en la vendimia de los versos.
Ahí mero recoje el diezmo que la vida le ofrece.
En tanto llega la noche como mariposa posandoce sobre el ocaso.
"Crossroads" dice Modesto y se desvanece.

Caleido-Scorpio (Fig 8)

Desde los tiempos primeros, ha sido la palabra lámpara para iluminar el camino en todas las civilizaciones. Fue la palabra la que marcó el rumbo de una nueva especie. En la medida que fue logrando invocar y evocar al tiempo del movimiento universal. Cuando logró asimilar e interpretar el lenguaje de las estrellas, se abrió ante este nuevo ser las posibilidades infinitas de la imaginación. La capacidad de crear paralelos alternos a nuestra realidad.
La hoguera en sus orígenes ardía en medio de la desolación y una inferiodidad, en relación a otras especies, bastante peligrosa y desventajosa. Era la palabra, el balbuceo inicial de nuestra especie la que iba creando alternativas de organización y sobrevivencia, al tiempo que iba nombrando todas las cosas, poblando de abstracciones su medio y circunstancia. Su organización y sobrevivencia habrían sufrido de fatídico desenlace, si su incipiente estructura social en el tobogán de la historia no hubiese dependido del lenguaje.
Fue la palabra la chispa que iluminó la ruta por donde el hombre habría de tejer en el tiempo su cultura. El relato, el mito, la leyenda, el oráculo basados en la palabra fueron la evidencia de su ulterior desarrollo. Brújula en el devenir de los tiempos y su esplendor. Por ejemplo Milton creo la escenografía del paraíso y la gloria. Dante nos llevó de la mano a conocer y recorrer el infierno y sus vericuetos.
En todos los escenarios culturales a través de los siglos pudo el hombre, articulado por la palabra y su capacidad creadora, diseñar alternativas para su propia evolución en todos los órdenes de su estructura social y biológica.

La palabra misma se invistió de diivinidad cuando creó a Dios. La palabra redimió su propia naturaleza proyectándose y descubriendo su medio y su escencia. Pudimos decir: Mañana o ayer. Pudimos argumentar numéricamente y pudimos invocar la presencia de Dios en medio de la desolación del tiempo y su espacio. La actividad gnoseológica del hombre tuvo como palanca para mover la epopeya más hermosa, al menos en este rincón del ático celeste, a la palabra y algo jamás anteriormente visto: La naturaleza descubriéndose a si misma frente al espejo. Observando ensimismada sus formas e infinitudes, la noción de su propia existencia, recreandose en una lluvia de firmamentos. Pudo reconocer su propia mirada, su propia consciencia y su sombra. Sintió el calor de la magma recorrer las venas de su ser, descubriendo la ocurrencia de su propia creación. Fue entonces cuando surgió el impulso primer, el primer alito , la flama de la consciencia. Tuvo que decir ¿Dónde? para guarecerse de la infinitud de los recovecos y barandas celestiales, para que su propia sabia se remontara en el motivo de todas las cosas.
Fue la palabra el soplo para derribar los límites del infinito, recuperarlos y multiplicarlos en su propio laberinto de espejos. Encendió con su imaginación la llama que no habría de consumirse: Lo Eterno, su parte masculina. La eternidad, su parte femenina. Dioses de las grandes y pequeñas cosas y lo restante por nacer.