El rojo revolotea con su aroma de muerte,
en los laberintos construidos con chaquira y plumas de quetzal.
Cansancio adusto para aminorar las caídas y moretones
que se siembran en sus cañadas y ríos, cesterías del viento en Toniná;
alvéolo pulmonar de la Lacandona que sueña y hace soñar
en el verde, el café, el amarillo y el blanco antes de empezar
la cuenta regresiva a la sexta y última profecía;
la que da cuenta de la profundidad del cielo y del ser.
¿Qué verdades se enquistan en tu mirada
que ve lo que no logro ver en tu mirar?
Del cielo brotan relámpagos, milpas celestiales
augurando en cada noche de luna escasa
los pormenores de la ausencia, de la sangre que se levanta
y camina como el Lázaro que perdió la ruta
pero no la dirección del sur.
Del usted al tú, cansancio atemperado por los equípales
del destierro ante el embate del miedo, partitura
que leen las estrellas bajo la danza de las pen pen
volando trémulas entre los colores y vericuetos de la derrota.
Abrevadero de los tiempos y calendarios
para seguir la ruta de las pléyades en el cielo
que conducen a un capitulo inexistente, pero de todos sabido
y esperado del Chilam Balám.
¿Qué me dice tu mirada que ocultan los libros de una
rígida e impersonal historia que se pasea en las catacumbas
de la reexpides?
Es tu mirada simple la que ve no parte alejada de mí,
sino la parte que se hermana a ti, la parte doliente,
la parte que sangra en adagios
y escalas cromáticas en las fisuras del aire,
la parte que nos encuentra en algún recoveco
del tobogán celestial,
la que se armoniza y repite con una flauta de carrizo
y un tambor que bate el colibrí atento al porvenir.
La marimba se hermana con el Yolotl
y con el nombre Marimbá.
Nacimiento en otro lado del mar:
El Congo, Angola o Senegal;
Salpicando penas, dolores que colorean una lluvia boreal.
De la profecía y exilio de los tiempos,
el cristo negro que emigró de la selva a otros dolores, a otras fronteras
para amalgamarse entre cantos nocturnos, Candombes y
batucadas en el crucigrama del destierro.
Sauré Sumbi de Palmares.
Tu canto baja del Quilombo a las florestas del más allá,
para buena ventura de los cielos y constelaciones
al ritmo de Ganga Sumba
el que avienta las redes para atrapar las estrellas
que se lavan la cara en la mar.
¿Qué ve tu mirada
que no logro recordar?
1 comment:
Excelente hermano! me hiciste recorrer con tristeza pero con esperanza, y magia todo mesoamérica
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